La necesidad de fundar la ciudad del Valle de Salta era preventoria porque el extenso territorio entre Lima y la gobernación
de Tucumán quedaban a mano de los belicosos naturales para peligro de los vecinos que debían trasladarse de uno a otro punto.
El licenciado Hernando de Lerma recién lanzó una convocatoria fundacional en julio de 1581,
llamando a vecinos de Santiago del Estero, Córdoba Esteco y San Miguel de
Tucumán, para saber a ciencia cierta con que abastecimentos contaría para la fundación.
Cada cual contribuyó a la medida de sus posibilidades destacándose cada poblador con sus tantos caballos,
fanega de harina; otros se comprometieron a vestir casi 300 soldados, se donó gran cantidad de pesos en ropas de obrajes de frazadas.
Además Lerma reunió para esta fundación hombres, caballos para guerra y carga,
diversos animales, entre ovejas, cerdos y bueyes, sumándose a esta caravana gran número
de indios flecheros que conducían carretas de provisiones.
El gobierno hizo un recuento de la gente de guerra, armas y abastecimientios
con que contaba y satisfecho de sus resultados decidió ponerse en camino después
de escribir al rey, dándole noticias de su proyecto.
La fundación de esta ciudad debido a los planes trazado por Toledo fue la única obra meritoria
de Hernando de Lerma a quién acompañaron encomenderos de Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba.
Vino también el Obispo de Tucumán Francisco de Victoria.
Se llevó a cabo el día 16 de abril de 1582. No hubo inconvenientes
ya que los indios apocados y expectantes no ofrecieron resistencia.
El sitio elegido era un paraje de belleza singular al pie de las altas
serranías que cierran el valle al que debe la ciudad su nombre.
Asentada jurídicamente con el acta de fundación Lerma procedía a señalar
por égidos basto común. Asimismo repartío los solares a los nuevos vecinos.
Estos pertenecían al Rey quién delegaba su división y repartición a los gobernadores
la posición de la misma se daba en forma solemne. Un regidor tomaba de la mano al
beneficiario dejándolo simbólicamente en su solar. Impuso el fundador a los
beneficiarios la condición de cercar sus solares en el término de un año y
permanecer en ellos sopena de perderlos si así no lo hicieren; esta se hacía necesaria para que los
pobladores se arraigaran a la tierra ya que ha menudo sucedía que después de celebrada
una fundación los hombres que habían acompañado al fundador tomaran
otro camino de regreso deshaciendo lo hecho. Era difícil la vida en los poblados
que comenzaban su existencia.
Al día siguiente de la fundación el Gobernador Lerma y el Obispo Victoria acordaron dar a este valle el nombre de
San Felipe de Lerma en el Valle de Salta. San Felipe en honor al Rey
de España, Lerma por ser el apellido de su fundador y en cuanto a Salta,
es muy discutida la etimología de esta palabra ya que existía antes de
que los españoles llegaran a este sitio.
Salta aquella vieja aldea:
Por lo general, bajo el rótulo de "época colonial"
suele agruparse a los siglos XVI, XVII y XVIII, sin pensar de que del primero, en Salta,
sólo se vivieron 18 años; que el siglo XVII fue el tiempo en que se alternaba muchas
veces entre los productos a sembrar, las tierras por apropiar y la zozobra de los indios;
en donde la precariedad y la pobreza fueron muchas veces el común denominador que
uniformaba a la aldea, sobre todo en la primera mitad del siglo.
En cambio el siglo XVIII fue el de recoger los frutos, el siglo de la consolidación económica, y
en donde se construyeron la mayoría de los edificios que hoy conocemos "coloniales",
sobre todo a fines de aquel cuando comenzaron a diferenciarse y conseguir cierta
individualidad y presencia, concordante a sus funciones y situación económica.
Fue el siglo XVIII en donde se construyeron o renovaron muchos de los precarios
edificios que se habían construído en el siglo anterior sobre todo
si consideramos que los temblores de 1692 se habían ocupado de acelerar su deterioro,
o simplemente por echarlo por tierra.
Cuando hoy contemplamos la ciudad - pequeña caricatura de gran metrópolis -
con el ritmo de sus comercios, el tránsito vehicular, el alegre y despreocupado
bullicio de los adolecentes que intenta matar el tiempo en alguna confitería,
apenas si podemos imaginar la aldea tranquila de otros tiempos donde la plaza
era apenas un espacio vacío de tierra y barro, rodeado de un caserío de
adobe, en su mayoría con techos de paja y barro.
Un espacio que era movilizado
por alguna procesión, la utilización como feria-mercado, la lectura tal vez de
algún bando, la celebración pretenciosa del cumpleaños, nacimiento o coronación del Rey, etc.
Posteriormente, en la segunda mitad del siglo XVII y a partir de su relación comercial con
Potosí, comenzó a transformarse la monótona aldea "en razón del considerable comercio
que tiene en maíz, carne, ganado, vino, carne salada, cebo y otras
mercaderías por las cuales trafican los habitantes del Perú.
Para esta época, el cabildo era un edificio sencillo, aunque ya tenía dos
plantas, habiéndose construído unas casas para la cárcel con cimientos
de piedra. Fue el momento en que la ciudad empezó a desperezarse de su
siesta, a experimentar dentro de su pequeña escala un cierto crecimiento
y apogeo, a tal punto que en 1697, el gobernador de Tucumán Juan de Zamundio, apuntaba
que "es la más populosa en comercio y gente, después de esta y de Córdoba...".
Este crecimiento comercial que había comenzado a operarse, muy tímidamente al
principio, permitió consolidar de edificios la Calle Real o del Comercio (actual calle Caseros),
que es por donde se entraba a la ciudad (aún puede apreciarse al final de esta calle, al oeste,
una serie de casonas que entre el siglo XVIII y XIX debieron ostentar sus magníficas fachadas.
Las ciudades están poco habitadas de vecinos debido a que se acomodan en las campañas y las mismas
en su entorno, y que a pesar del proceso que experimentaron las capitales del Norte, Salta se mantenían
algo mejor que aquellas y esto es evidente si analizamos también el comentario que hace Concolorcovo hacia
1772 cuando advierte que "...el principal comercio de esta ciudad y su jurisdicción consiste en las utilidades
que reportan en la invernada de mulas, por lo que toca a los dueños de los potreros y respecto a los de
los comerciantes, en campos particulares que cada uno hace y la habilitación de las salidas hacia el Perú,
en la gran feria que se abre por el mes de febrero durando hasta todo marzo siendo esta la asamblea mayor
de mulas que hay en todo el mundo...". El mismo Concolorcovo agregaba que "...no pude atravesar la
ciudad a caballo debido a que estos e atascaban en el espeso barro que hay en las calles y sí los
pasajeros en el referido tiempo de lluvias tienen por más conveniente atravesar la ciudad a pie,
arrimados a las casas...".
Fue casualmente el gobernador Ramón Pizarro quién a fines del siglo XVIII, notándose con incomodidad
pública, que muchos vecinos no han puesto o
perfeccionado las útiles veredas; ordenó que en el término de seis meses las pongan
con buena laja con solidez e igualdad.
Así la aldea comenzaba a crecer y a adquirir una nueva imagen, una carrera hacia la ciudad que hoy conocemos, que se vio
interrumpida recién iniciado el siglo XIX con motivo de los acontecimientos
de mayo y las luchas que le sucedieron.
Etimología del Nombre de Salta:
El nombre de la ciudad de Salta no ha sido aclarado hasta hoy, siendo muy diversas
la opiniones formuladas al respecto, inclinándonos hacia la que le atribuye un origen indígena.
Diversas versiones:
La voz Salta no existe en ninguna de las lenguas aborígenes de la región, ni existe en el
quichua ni en el aimará. ¿Qué origen le asignan los historiadores antiguos y modernos?.
Las distintas versiones han sido recogidas por J. D. Toscano. "Acerca del nombre de Salta
le fue puesto por los muchos tagaretes, que tenían el sitio señalado para la ciudad; y
como los naturales que estaban del lado de afuera se veían acometidos por lo indios al
venir huyendo los de adentro les gritaban: salta, salta para que te libres de la muerte";
(naturales por españoles).
La mayor parte del sitio está cruzado por ciénagas y pantanos
muy profundos, que allí llaman tagaretes, los cuales son impenetrables, ni franquean paso
por ciertas entradas. Cuando Dn. Diego de Almagro y sus numerosos soldados se abrían paso
hacia el reino de Chile, al llegar al Angosto de Arias, desde donde descubre la mirada del
anchuroso y pintoresco valle, extendiendose al sur y que Lerma bautizó con su apellido;
sorprendido los expedicionarios por la belleza del paisaje, exclamaron en el idioma
aimará, que era de su nación: ¡Sagta,Sagta! (que equivale a decir "muy hermoso" en
idioma español).
El llamarse salta es por los tagaretes que tenía dicho sitio por lo
que se gritaba a los que se sumergían en ellos: salta, salta para que no te ahogés.
El sitio en que se fundó la ciudad era un asiento indígena, seguramente incaico.
Sabemos que el NOA, formaba parte del imperio de los Incas integrando la provincia
del Collasuyo.
La conquista de esa región, llamada antiguamente Tucumán, fue
realizada por Yupanqui, décimo Inca, pero antes de la llegada de los españoles
los monarcas peruanos abandonaron ese territorio.
Etimología Quichua:
Si el lugar en que se fundó Salta, era un asiento incaico, ¿Cuál era su nombre en lengua quichua?.
La mayor parte de los nombres geográficos quichua, derivan de la configuración territorial,
como Coscco (Cuzco): planicie allanada nivelada.
Por otra parte, bien conocida es la práctica
de los mitimais en el Imperio Incaico, consistente en el traslado de familias de unas provincias
a otras con clima semejante, ya por razones de pacificación o de cultura.
Hacia el sur del valle de Lerma existe el lugar llamado Chicoana, nombre de un
valle y tribu cercanos al Cuzco. Existe en Chicoana de Salta un fuerte o presidio
incaico para asegurar la conquista del valle calchaquí, mediante una guarnición o
colonias de soldados procedentes de Chicoana cerca de Cuzco, ya que
dichos soldados eran de los más fieles servidores del Imperio. Próximo a la ciudad de Salta
se encuentra la famosa quebrada de Chachapoyas, nombre de una región peruana de clima
semejante al valle de Lerma.
Próximo también a la ciudad de Salta se encuentra el lugar
llamado Mojotoro, Moxotoro en quichua nombre de otro valle situado cuatro leguas al oriente de Charcas.
El significado de Moxotoro es barrio nuevo ( ¿nuevo barrio incaico fundado cerca de Charcas?) y también
quiere decir angosto, acepción esta última, que se puede aplicar exactamente al Mojotoro de Salta.
La palabra saccta, de pronunciación cultural fuerte y que significa "machacado", triturado, puede haber
sido pronunciada Salta por los españoles, debido a su fácil adaptación fonética de nuestro idioma.
¿Pero convienen a la configuración del terreno tales denominaciones?. Pudo ese lugar haber sido
también el sitio en que se machacaba y trituraba el producto de las minas que los Incas explotaban
menos cerca de Salta, por ser el clima del valle apropiado para un asiento permanente de tales
actividades.
Otra voz quichua en que se puede buscar la etimología de Salta es Salcca, que
quiere decir salvaje, huraño, adjetivo que pudieron haber aplicado los conquistadores
incaicos a los aborígenes del valle de Lerma, donde habitaban algunas parcialidades de los calchaquíes.